Tanto los tres hombres como los animales, un perro y tres caballos, sintieron olor a humo y enseguida vieron que la escenografía empezaba a arder desde los bordes de la página donde se encontraban. Los animales, los ojos agrandados, se inquietaron. Ya a los hombres, sorprendidos, los abrumaba la inquietud.
¡Incendio!, gritó uno de ellos.
¡¿Un incendio?!, no creo recordar ningún incendio en la trama, dijo otro, mirando el aire que se volvía brumoso y amarillento.
Inútil es pensar en ello, dijo el tercero, que acababa de manotear el perro, instantes antes de partir todo galope.
Los otros dos, aún indecisos, vieron el bulto que formaban jinete, caballo y perro llegar a la cima de la colina y saltar al abismo, sobre las llamas infernales. Segundos después el fuego los alcanzó, matándolos en el acto.
El jinete sobreviviente tuvo que sacrificar el caballo, dándole un tiro en cabeza, porque se quebró dos patas en la caída; después, medio descalabrado, salió corriendo seguido por el perro hacia una línea de luz al ras del piso, y así, pasando por debajo de varias puertas, consiguieron llegar a la calle, salvando el pellejo. Allí, varios gigantes corrían para todos lados, gritando con voces de trueno. Jinete y perro corrieron a esconderse entre la selva de pasto que crecía al lado de la gigantesca construcción.
Creo que hemos llegado al futuro, le dijo el jinete al perro, que, como su dueño, parecía no entender nada.
LLEGAR AL FUTURO por FRANCISCO A. BALDARENA se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
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