lunes, 28 de septiembre de 2020

LEOPOLDITO


Los Miguens estaban preocupados con el pimpollo de la casa, Leopoldito, que tenía dos años y se asemejaba a un cachorro de hipopótamo, no estaba por ningún lugar. 

   Sí, Leopoldito comía mucho, como un glotón; y su estómago parecía no tener fin. La suerte de sus padres era que vivían en la misma casa de los padres de Yoli, la mamá del nene descomunal, que ayudaban a comprar comida. 

   Si sigue así comprimirá tanto el resto de los órganos que va a morirse, a menudo decía don Jaime, el padre de Yoli.

   Y sí, la situación de Leopoldito era muy preocupante, así que el abuelo fue hasta la farmacia del pueblo y exponiéndole el problema del nieto al farmacéutico, éste le dijo que se quedara tranquilo que le prepararía un inhibidor de apetito. Pasados unos días, don Jaime regresó a la farmacia de donde trajo el tónico. Una semana más tarde ya se notaba que Leopoldito disminuía la gordura, pero al mes había adelgazado tanto que para verlo bien debía de hacerse de frente, de lo contrario parecía estar viendo un palo de escoba con cabeza. De manera que suspendieron el medicamento inmediatamente, pero Leopoldito siguió sumiéndose en una flacura asustadora. 

   A la tarde voy a ver al farmacéutico, dijo don Jaime, para que prepare otro tónico, uno que no haga engordar tanto ni enflaquecer mucho. 

   Pero esa mañana, los Miguens volvieron a preocuparse con el pimpollo: Leopoldito noestaba por ningún lugar. Buscaron debajo de las camas, adentro de los roperos, en la quinta de verduras, en el galpón y nada de Leopoldito, entonces fueron a la parte de adelanre de la casa; si no lo encontraban allí quería decir que... Nadie se atrevió a terminar la frase. 

   Allí, entre la casa y las rejas de la calle, estaban los dos hermanitos mayores de Leopoldito, jugando a las figuritas. 

   ¿No vieron a Leopoldito?, les preguntó Yoli, temblando de la cabeza a los pies. 

   Sí, mami, dijo uno, está ahí, señalándole las rejas. 

   Todos miraron hacia las rejas, pero ninguno vio a Lepoldito. Hasta que una de las rejas se movió. 

Licencia Creative Commons
LEOPOLDITO por FRANCISCO A. BALDARENA se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

EL SUICIDA Y EL LOCO

    Rapallo, Genova -  Febrero de 1883  Parado al borde del acantilado, Amedeo flexionó las piernas y cuando estaba a punto de dar el gran s...