Con el futuro asegurado todos los sueños son posibles y las amarguras del mundo quedan atrás. Como las suyas allá en los sórdidos suburbios de Londres. Suburbios que ya eran recuerdos y muy pronto olvido total, apenas pusiera los pies en suelo americano. Todo el glamour de Nueva York pasaría a llenar todos los días de su vida, porque en América lo esperaban una hermosa y rica mujer, una carrera promisoria, una envidiable posición social, el lujo y el placer de vivir. En fin, todo lo mejor que se puede esperar de la vida. Con todo eso soñaba Paul Harold Ramsay mientras fumaba un cigarrillo y degustaba un Whisky, aquella noche del 14 de abril de 1912, a bordo del Titanic.
SUEÑOS por FRANCISCO A. BALDARENA se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.
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