Martínez apagó la máquina, respiró hondo y se dirigió a la oficina del jefe.
¿Qué desea, Martínez?, le preguntó el jefe, confortablemente reclinado en un sillón. Fumaba y bebía un café humeante.
Jefe, creo que mi salario no está a la altura de mi capacidad de trabajo, dijo Martínez, sin rodeos. El jefe arqueó una ceja.
Lo entiendo muy bien, Martínez, respondió, impasible, y agregó: pero vea una cosa, ¿qué pasaría el próximo mes si hoy lo despidiera? Martínez se puso pálido e imaginó durante unos instantes el mes siguiente, luego respondió:
Verdaderamente, jefe, creo que pensaría seriamente en matarme. El jefe asintió con la cabeza mientras hacía un gesto con la boca torcida.
Bueno, bueno, hombre, calma que no es para tanto, le dijo, y enseguida le sugirió: mire, haga lo siguiente, vuelva usted a su puesto y mientras hace su trabajo piense que nada de lo que usted acaba de imaginar sucederá, ¿qué le parece, eh?. Martínez asintió en silencio y abandonó la oficina con la cabeza gacha; con pasos apresurados retornó a su puesto, prendió la máquina y continuó con su mecánica y monótona rutina diaria. Pero ahora, vista su vida desde otra óptica, muy conforme y satisfecho con su empleo, y encima muy bien pagado.
SATISFECHO EN EL TRABAJO por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario