miércoles, 19 de agosto de 2020

EL CAZADOR


Gutiérrez era tenido como el mejor cazador de todo el pueblo y a él acudía la gente del lugar por distintos motivos. La policía para que encontrara a tal o cual bandido; y allá iba él, y unos días después aparecía por la comisaría con el bandido maniatado y listo para ser encarcelado. O la mamá preocupada con el hijo adolescente que había ido a una fiesta el viernes y, ya domingo, el muy desnaturalizado aún no había vuelto; y allá iba él, y el lunes, a más tardar, aparecía por la casa de la madre preocupada con el muchacho hecho un trapo después de tres días de farra. 

   Por esas y otras Gutiérrez era muy solicitado en el pueblo no solo para cazar bandidos e hijos parranderos e inconsecuentes, sino también para cazar caballos que habían saltado la cerca del corral para ir atrás de alguna yegua alzada, o que habían sido robados por los cuatreros; para traer de vuelta alguna gallina robada por la noche (en este caso la mayoría de las veces aparecía con los huesos nada más, porque el resto ya había sido consumido en algún guiso o puchero) e, incluso, para ir atrás de la bicicleta sustraída de la vereda del bar mientras el dueño se tomaba unas copas con los amigos. Y hasta hubo una vez que tuvo que salir a cazar a un novio arrepentido que había dejado plantada a la novia en el altar. 

   Como se ve a Gutiérrez nada se le escapaba y eso porque desde chiquito tenía talento para la cosa. Cuando jugaba con otros niños a la mancha no se le escapaba ninguno; al jugar a la pelota en el campito y la pelota iba a parar al pastizal, él era el único capaz de cazarla entre los yuyos antes que ningún otro, y hasta se decía de su muchos gatos que eran todos inútiles porque él mismo les cazaba los pajaritos (alguno hasta llegó a jurar que lo había visto cazabándolos al vuelo) y los ratones que tanto les gustaban a sus mascotas. Por todo ello era que ahora, de grande, era considerado el mejor cazador de todo el pueblo. 

   Pero como todo tiene un inicio y un final, la gente siempre le preguntaba lo mismo: ¿cómo había comenzado todo?, y él, siempre riendo, les decía que la primera cazada había ocurrido en una madrugada en su temprana niñez cuando queriendo cazar a los camellos de los reyes magos acabó cazando a sus propios padres. 

Licencia Creative Commons
EL CAZADOR por FRANCISCO A. BALDARENA se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

EL SUICIDA Y EL LOCO

    Rapallo, Genova -  Febrero de 1883  Parado al borde del acantilado, Amedeo flexionó las piernas y cuando estaba a punto de dar el gran s...