martes, 22 de septiembre de 2020

NOVIAZGO FUGAZ



Charly era disc jockey en El Laberinto, la mítica, y minúscula discoteca de Carmen de Areco, cuando se puso de novio con una ex compañera de la primaria, de la cual voy a omitir el nombre por lo que se verá a seguir. Era sábado. Charly había puesto un disco enganchado y conversaba con algunos amigos en la entrada cuando la chica en cuestión lo llamó aparte y le dijo, haciendo de Cupido, que una otra chica quería ser su novia (ella le dijo para que mirara con disimulo para el banco de la plaza donde estaba la fulana sentada junto a otras chicas). Charly se hizo el boludo y miró hacia el banco, después comparó la chica que gustaba de él y la mensajera amorosa y se decidió a tirársele encima a la ex compañera, que era más linda; y ella cayó en su labia y se pusieron de novio media hora más tarde. Esa noche Charly estaba medio picado, de otro modo no hubiera sido tan osado, ya que era de perfil tímido, por eso a la noche siguiente solo tomó Coca-Cola, para no meter la pata y cagarla. A la salida, tomaron por la calle de la comisaría que lleva al balneario (los dos vivían en Barrio Norte) y en la casa de la esquina antes de la casa de la novia se sentaron en la rampa de cemento del garage y empezaron a chapar, pero en seguida se acostaron para estar más cómodos. En un dado momento, en el auge de la calentura y durante un beso profundo y eterno, Charly la atrajo con fuerza a su cuerpo, las barrigas se juntaron en un apretón tal que a Charly se le escapó un eructo, sí un eructo, ¡y en la boca de la chica! Después, y hasta el día de hoy, no recuerda lo que le siguió a aquel fatal percance. Lo que sí recuerda es que al otro día, cuando se encontraron a la tarde en la plaza, como habían acordado la noche anterior, ella rompió el noviazgo. Aún hoy él cree, aunque la entiende, que no era para tanto. 

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