Un ruido proveniente desde algún lugar de la casa me sacó del sueño; busqué a tientas el interruptor del velador y aún medio soñoliento abrí la puerta y me asomé al pasillo. Gracias a la luz prendida de la cocina fue que pude ver la silueta cadavérica del antiguo dueño de la casa antes que desapareciera tras el marco. Dicen los vecinos que murió aquí dentro y debe ser cierto porque más de una vez lo he pillado vagando por las noches entre los cómodos.
A ver si deja todo en su lugar, le grité desde la puerta, pero el fantasma maleducado ni se molestó en contestarme, y como no estaba con ánimo de discutir sobre abusos de confianza ni obligaciones volví a la cama. Por la mañana me dirigí con pasos rápidos a la cocina. Todo estaba en su lugar; la luz apagada, la vajilla en el secador y al lado del tachito de la basura la botella de vino... vacía.
Fin.
Abuso De Confianza por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.Basada en una obra en https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata.
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