El avión caía velozmente en tirabuzón, las llamas en la hélice delantera empezaron a trepar sobre la trompa y pronto alcanzaron los vidrios. La cabina se tiñó de anaranjado fosforescente, impidiéndole al piloto ver el momento final cuando el avión se estrellase contra el suelo. Luchaba con todas sus fuerzas por desprenderse el cinto de seguridad, pero el mecanismo se había trabado, de pronto las llamas quebraron el vidrio y el fuego avanzó al interior; instintivamente se atajó con las manos, pero solo sintió la quemazón en dos dedos de una mano y en un punto del muslo de una pierna. Aquello lo despertó en el acto, el cigarrillo se le había caído y un orificio de borde quenado le había arruinado el pantalón nuevo. Al día siguiente suspendió el viaje de avión que tenía programado a Europa, y cuando pasó por el quiosco saludó al dueño pero no compró cigarrillos. Interpretación por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario