domingo, 18 de octubre de 2020

CALOR


 El canturreo de la muchachada en la vereda la sacó del sueño.  

   Ya van a ver esos vagos, rezongó la vieja y fue arrastrando los pies hasta el lavadero, con cierta dificultad se agachó y sacó de abajo de la pileta un balde de plástico, pero cuando abrió la canilla un ronco moribundo y cavernoso le notificó que habían cortado el suministro de agua. La vieja lanzó una maldición que abarcó todo lo existente en el mundo; antes de entrar dejo la canilla abierta para saber cuando el agua retornase. Volvió a su habitación con los mismos pasos arrastrados, abrió los postigos de la ventana, estiró el cogote, pero el esfuerzo fue inútil, la marquesina sobre la planta baja le impidió ver a los muchachos cantores porque estaban recostados contra la pared. La vieja balbució unas palabrotas que se perdieron en la nada y empujada a la fuerza por el aire que despedía el asfalto infernal cerró con violencia los postigos y los vidrios y corrió las cortinas, pero aun así las voces cantarinas traspasaban las inútiles barreras, como cizañas curtidas aprovechando el mínimo recoveco para escabullirse al interior. El calor, a pesar de la penumbra del departamento, casi la sofocaba, con lo que fue a buscar aire a la terracita junto a la cocina, pero la poca brisa, que apenas movía una deshilachada cola de barrilete en la antena del vecino, y el bochinche de los muchachos, intruso y abominable, que se escurría por la puerta sin vidrios de la entrada en la planta baja, reptando como una víbora por la escalera e invadiendo la terraza, el aire, el barrio, el mundo y sus pensamientos la hizo desistir, con lo que cerró la puerta de la cocina inmediatamente con un sonoro portazo. La vieja pensó que moriría en aquel horno. Abrió la puerta de la heladera, arrimó una silla y se dejó caer y allí, al fresco, permaneció masticando rabia y aguardando el momento en que la canilla del lavadero empezara a gotear. Mientras tanto los muchachos continuaban musicalizando los momentos del día.   

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CALOR por FRANCISCO A. BALDARENA se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata.

                                                                    

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