El sueño empezó con él saliendo de su casa; las veredas en ese momento estaban bastante concurridas. Don Paco hablaba con la vecina de la izquierda de su casa y varios chicos caminaban en procesión fragmentada hacia la escuela en pequeños grupitos. Salió a la vereda y caminó hacia el quiosco de revistas; un churrero ya doblaba la esquina; al pasar por detrás de doña Matilde, barría la mugre de la vereda mientras renegaba, como siempre, por los conductores que levantaban un tierrero de los mil demonios; dos casas más adelante el muchacho melenudo tocaba la guitarra sentado en el umbral de la puerta. Cuando por fin llegó al quiosco, esperó que el quiosquero atendiera a una señora y a dos hombres que estaban delante de él; intercambió algunas impresiones con el quiosquero sobre el día soleado y compró el diario.
Mientras caminaba leyó en la primera plana algo que lo despertó de inmediato. Sudaba y le resultaba difícil respirar. Bajó de la cama y se acercó a la ventana, por entre la persiana vio a don Paco, la mirada triste, sentado en el porch y a doña Matilde, barriendo con cierto aburrimiento. Corrió el vidrio y afinó el oído, no escuchó el bullicio de los chicos yendo al colegio ni la guitarra del melenudo ni el pito del churrero ni el ruido de los motores de los vehículos. No fue hasta que notó los tapabocas en las caras de don Paco y doña Matilde que se dio cuenta que estaba en el plena pandemia, entonces el sueño del cual acababa de despertar, que meses atrás le hubiera parecido sin gracia, le pareció maravilloso.
Sueño Maravilloso por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.Basada en una obra en https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata.
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