El perro apoyó la bicicleta en el muro de la casa y buscó la carta que debía entregar en ese domicilio. Tocó dos veces el timbre pero nadie salió a atender. Llamó, ladrando a voz de cuello, y nada de aparecer alguien para ver quién llamaba. Entonces abrió el portón, dispuesto a pasar la carta por debajo de la puerta. Cosa que no consiguió, pues no había dado ni tres pasos cuando, tan silencioso como una sombra, por detrás de un árbol apareció un cartero y le saltó encima, dándole una mordida en el garrón de una pata trasera que de inmediato le hizo desistir de la entrega.
¡CUIDADO CON EL CARTERO! por FRANCISCO A, BALDARENA se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
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