martes, 3 de noviembre de 2020

ENCUENTRO CON EL DIABLO

 No hay peor cosa para un fumador que quedarse sin fuego cuando ya no hay manera de conseguir ningún comercio abierto donde poder comprar un encendedor o una miserable caja de fósforos. 

   Dio vueltas y vueltas y cuando más vueltas daba más ganas de fumar tenía, hasta que no aguantó más y salió a la calle. 

   Caminaba sin rumbo, movido por la intuición, esperanzado de dar con algún bar abierto. Los pocos vehículos que circulaban a esa hora pasaban por él con tal aceleración que ni amagar a pararlos podía y a cada uno que pasaba detenía sus pasos y los seguía con la mirada por si acaso alguien dejaba caer una colilla encendida (imaginaba entonces el chisperío al dar el pucho contra el asfalto). 

   Hasta que en una oscura encrucijada vio a un hombre ardiendo en llamas. ¿Un bonzo?,  imposible, de otra manera no estaría parado lo más campante. ¿Un fantasma?, muy posible. "No importa, se dijo, fuego es fuego", y se dirigió con pasos rápidos al ser llameante, que apenas lo tuvo al lado le dirigió la palabra con una voz cavernosa, indudablemente inhumana. 

   ¿Sabes quién soy yo, hombre? El fumador sin fuego se acercó casi a punto de tocarlo, entonces arrimó el cigarrillo y lo encendió. Dio dos pitadas profundas y satisfactorias, después dijo: 

   Perdón, no le estaba prestando atención, ¿qué me decía? 

                                                                            

Licencia Creative Commons

ENCUENTRO CON EL DIABLO por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata.

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