Ella tenía un deseo profundo, una imperiosa necesidad de escribir un poema: esa tarde su amante había marchado a la guerra. Y justo ahora, noche ya, habían cortado la energía eléctrica y para peor en ningún cajón ni un pedazo de vela encontró.
Subió a una silla y tanteó en la oscuridad, urgida por las ideas que con la misma facilidad que venían también así se iban. Por fin, dio con la lámpara. Bajó y con un repasador la frotó y frotó hasta que la lámpara mágicamente se iluminó. Con cuidado volvió a enroscarla en el portalámparas y así fue que pudo terminar el poema de amor a su bien amado que quizás nunca volviera a ver.
LA LÁMPARA MÁGICA por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata.
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