Ellos nunca entran en razón, solo piensan en guerras y conquistas. A cualquier hora, como si nunca durmieran, no bien me oyen deambular por la casa empiezan a golpear la caja de cartón encima del ropero.
¡Comandante, ordene el ataque!, insisten.
Y no hay caso, no entienden que ya estoy bastante crecidito, que ya no juego a los soldaditos, y que si aún los conservo es porque pienso enamorarme un día y cuando tenga hijos me gustaría verlos jugar con los mismos juguetes que hicieron de mi infancia un buen lugar para estar.
Pero no hay caso, ellos insisten en guerrear y conquistar, ¡parecen hombres, carajo!
LOS SOLDADITOS por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata.
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