En la lóbrega habitación el silencio solo es quebrado por el leve arrastrar del grafito del lápiz sobre el papel. Detrás de su cuerpo encorvado sobre el escritorio, muy apretujados los unos a los otros, lo vigilan La Muerte, algunos fantasmas, otros tantos muertos vivos, zombis, monstruos impensables y demonios. Todos siguen con suma atención, palabra por palabra, el transcurso de la historia, vigilantes y atentos a que su amo, H. P. Lovecraft, no se olvide de ninguno.
VIGILANTES por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
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