martes, 3 de noviembre de 2020

EL CANTO DE LAS SIRENAS

 

Ulises insistió en que le taparan los oídos con cera y lo ataran para no sucumbir al canto de las sirenas. Con lo que fue el único en Carmen de Areco cuando empezó el bochinche de los bomberos a no acudir a ver el incendio de la vieja tienda de los Pocztaruk, sobre la av. Mitre. 

                                                                          



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