Ulises insistió en que le taparan los oídos con cera y lo ataran para no sucumbir al canto de las sirenas. Con lo que fue el único en Carmen de Areco cuando empezó el bochinche de los bomberos a no acudir a ver el incendio de la vieja tienda de los Pocztaruk, sobre la av. Mitre.
EL CANTO DE LAS SIRENAS por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario