El viejo moribundo le confesó a la enfermera, sentada a su lado, que le quedaría eternamente agradecido si le brindase un último momento de lujuria. Como el viejo no daba mayor trabajo ella no vio ningún problema en acceder a su lujurioso deseo.
Ok, le dijo, ya vuelvo.
El viejo se puso contento y para ir recalentando el motor empezó a recordar viejas aventuras amorosas. A su regreso ella le dijo:
Tome esta pastillita, don José, que se sentirá como un toro, al tiempo que le pasaba una pastilla azul y un vaso de agua. Después prendió la videocasetera, introdujo un video porno y lo dejó solo, para que no se inhiba con su presencia.
EL ÚLTIMO RECUERDO 1 por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
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