martes, 3 de noviembre de 2020

LA PRINCESA Y EL SAPO

 Si me das un beso me convertiré en príncipe, le dijo el sapo con sueños de grandeza a la princesa. Pero la princesa, que por ser hija única de un rey moribundo ya tenía sueños de futura reina, estaba clara que las princesas solo se tornan reinas cuando no hay príncipes en la costa. De manera que, ante la sucia propuesta del batracio, le dedicó una carcajada en la cara y de una violenta patada despejó aquella infame piedra de su camino. 

                                                                        

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LA PRINCESA Y EL SAPO por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
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LOS VISITANTES DE LAS ESTRELLAS

 Hubiera sido una noticia extraordinaria. Cuando las compuertas de la nave alienígena se abrió, con asombro vimos que los visitantes de las estrellas eran unos pocos ancianos, algunos adultos y muchos niños, tan humanos como nosotros y hablando una lengua parecida al esperanto. Después de algún tiempo trascendió en los medios de comunicaciones que eran los descendientes de los últimos en abandonar su planeta con nombre extraño hacía ya bastante generaciones y que el motivo de la huida se debió a que habían evolucionado tanto que el aire se tornó casi irrespirable, el agua escasa y la poca que quedaba imposible de ser ingerida, además de la violencia, el hambre y las guerras que estaban acabando con todos. 

   Como dije hubiera sido una noticia extraordinaria, sino fuera nuestra historia de mañana contada por otros hoy. 

                                                                                   

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DOS PALABRAS

 El artesano terminaba de fabricar una baratijas de lata que le había encomendado un judío dueño de una tienda, cuando recibió la visita de un ser invisible. El ser tomó un cubo con agua y un vaso y por medio de chorritos escribió sobre la tierra que deseaba tener rostro, habla y movimiento. El artesano, no muy bien repuesto del susto de haber visto un cubo y un vaso flotando en el aire y del chorro de agua escribir un mensaje, pensó que se tratase de un alma en pena buscando la paz eterna. Sintiéndose un tanto ridículo, le habló al aire que debía ser más específico, de otra manera no sabría qué hacer ni por dónde comenzar. De manera que el ser volvió a usar el mismo método para escribir lo siguiente: "te veré en sueños". Y esa noche el ser se le presentó en sueños y le explicó quién era. Por la mañana el artesano, a la vuelta de la entrega del comerciante judío, se puso a trabajar y para la noche ya tenía el rostro listo, pero los mecanismos para darle movimiento le llevó un par de días, y la parte del habla le demandó más tiempo, aunque solo consiguió hacerle dos palabras nada más, pero que si repetidas hasta el hartazgo podían llegar hasta el mismo infinito. Cuando hubo terminado no necesitó hablarle al aire para avisarle al ser que ya estaba listo su pedido, porque éste ya le había advertido que estaba presente en todos lados. Cuando el ser invisible incorporó el rostro, el artesano le preguntó: 

   ¿Y qué tal, le gustó, jefe?, y el ser invisible le respondió con las únicas dos palabras de su limitado lenguaje: 

   Tic tac. 

                                                                                

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LAS MALAS LENGUAS

  La muchacha entró a la cocina con la fuerza de un huracán. 

   ¡Mamá, mamá!, el conde Drácula me ha invitado a su castillo, ¿puedo ir?, preguntó, eufórica. 

   Claro, hija, dijo la madre, y le advirtió, pero no te olvides de bañarte con agua de ajo y de llevar el crucifijo. Sabes lo dicen sobre él las malas lenguas. 

                                                                         

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EL ÚLTIMO ADIÓS

 


El finado, tan apreciado, atrajo medio pueblo al velorio. Una a una las personas entraban, le daban sus condolencias a la viuda y se dirigían al cajón para el postrer saludo a quien fuera amigo tan querido. 

   Allá a las tantas apareció Jeremías, el mudo del pueblo, que como no podía hablar y la viuda no entendía el lenguaje de señas, había escrito en una hoja su sentido pésame. 

   Jeremías le entregó la hoja y siguió hasta el cajón. 

   Ella agradeció con un gesto de cabeza y leyó esto: NO TENGO PALABRAS PARA DECIR LO QUE SIENTO. 

   La viuda supo entender. 

                                                                

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PUZZLE

 

Ricardo abrió la puerta, regresaba del trabajo. Un sobre sobre la mesita ratona del living atrajo su mirada. Ricardo resopló y dejó caer los hombros. Un sobre sobre una mesita ratona que sea, o en la mesa del comedor, o en la mesada, o en la puerta de la heladera sujeto por un imán, lo que se ha de encontrar dentro nunca es bueno. Más aún si la casa está en silencio, Ricardo se acercó a la mesita presintiendo de antemano qué le esperaba al abrirlo. 

   Ricardo abrió con manos trémulas y los dedos fríos el sobre y de pie leyó: 

   El placentero amor vaso, hasta aquí llegó mi ladrón. Te escribo de esta pierna derecha como a ti te gusta y para que asimiles la Barbie de a poco para volver a preguntas. Sé que el abandono no quería salir así, como un Ricardo, pero es un día. No te hagas para armarla inútiles, la mejor que rebalsó mi imitación fue de extravío. La encontré Antes de la vista, creo que para fue cuando fuiste quedándote a buscar el dentro. agua que te resulte toda la casa detrás de sinceramente heladera  mi perdida pieza encontré tres tantos que correspondan de mujer. No sé a cuales encajar despedidas, querido. No te agradará que te cada enamores, pero espero la gota te ocurra de una yo de verdad mujer y no de una también como noticia. Si lo tendrás, no lo podrás baby cada vez que se me olvide armar uno por uno, pero bueno, sé que elegir Adiós o rompecabezas ¡tienes piezas!, o resignarte a vivir muñeca revolviendo solo vista dos por pierna. 

¡forma la hasta! y cada.

desarmar 

   Ricardo quiso admirar la inventiva de la carta, pero el momento no era propicio. Agarró lápiz y papel y se sentó en el sofá a descifrar la carta, lo que le demandó dos horas, lo que para él, tan aficionado al puzzle, caza palabras, crucigramas y rompecabezas, fue demasiado tiempo. Quizás porque a cada frese completada sentía como que el tiempo se alargaba para hasta los instantes donde cada segundo duele más que el próximo.

   Ricardo completó el puzzle que decía esto: 

   Querido Ricardo, hasta aquí llegó mi amor. Te escribo de esta forma, como a ti te gusta, y para que asimiles la noticia de a poco. Sé que no te agradará el abandono. No quería salir así, como un ladrón, pero es lo mejor. Despedidas para qué. No te hagas preguntas inútiles, la gota que rebalsó el vaso fue el extravío de mi pierna derecha. La encontré dentro de la heladera, creo que fue cuando fuiste a buscar agua. Antes que me olvide, revolviendo toda la casa detrás de mi pierna perdida también encontré tres piezas de rompecabezas. No sé a cuales correspondan ¡tienes tantos!, pero te resultará placentero armar uno por uno para encajar cada pieza. Sinceramente, espero que un día te enamores de una mujer de verdad y no de una imitación como yo. Si lo sé, no la podrás desarmar para volver a armarla cada vez que se te ocurra, pero bueno, tendrás que elegir mujer o muñeca, o resignarte a vivir quedándote solo cada dos por tres. 

Adiós y ¡hasta la vista, baby! 

Barbie 

   Ricardo enjugó algunas lágrimas y miró la hora; no encontraría ninguna juguetería abierta ya, y para peor al otro día era feriado.                                                                            

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PREGUNTA SIN RESPUESTA

 Habían violado y matado a una niña en el interior del país y los vecinos, identificado el supuesto autor y haciendo justicia por mano propia, lo habían linchado y matado a golpes. 

   El periodista del canal de televisión le preguntó a un jurista si las autoridades no investigarían a los autores del asesinato del supuesto autor del hediondo crimen, porque, según él, hacer justicia por mano propia no era lo correcto, que para eso estaba la ley que debía ser cumplida como era debido. Inmediatamente yo me pregunté a cuál ley se referiría el periodista, si a la que condena a un ciudadano honesto que al ser asaltado y por querer defenderse desarma al asaltante y fortuitamente acaba matándolo, o a la justicia que no hace nada para condenar y encarcelar a políticos corruptos, que en la mayoría de las veces hasta mueren antes de ser condenados. Todavía no encuentro la respuesta. 

                                                                                     

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EL SUICIDA Y EL LOCO

    Rapallo, Genova -  Febrero de 1883  Parado al borde del acantilado, Amedeo flexionó las piernas y cuando estaba a punto de dar el gran s...